El tema en cuestión es el egocentrismo sano que poseen los médicos/as, sus conocimientos y la sensación de poder que nos imparte el dar un diagnóstico y muchas veces impartir una cura a nuestros pacientes. La inmensa gloria que representa el porder influir y cambiarles el destino, y soñar sobre cómo uno puede alterar la vida de tanta gente. Pero el pasar de los años hacen que inexorablemente nuestras fuerzas, memoria, y habilidades declinen. Es de suma importancia la prevención y el fomento de la autonomía personal para lograr un envejecimiento activo. Para ello, no es solo necesario mantener una cierta forma física a través de ejercicios moderados y hábitos saludables, sino que también es necesario cuidar la salud mental. Y cuando ya el espejo nos evidencie que estamos "viejos", continuemos con la vida intelectual activa que hemos mantenido durante nuestrta vida laboral como médicos y médicas. Mientras nuestro intelecto lo permita, dedicarnos a guiar y dar consejos a los noveles, y ejercitar la memoria, recordando todos nuestros logros.